domingo, 28 de junio de 2020

INTER-OLLAS (vivencias de la pandemia en territorio)

por Lucía Viar*
Fines de mayo 2020, Barros Blancos, Canelones, Uruguay


“El saber más profundo, potente y transformador es el que hace una academia crítica junto a un pueblo que está movilizado por su vida”
Jaime Breilh




Un dia mas de pandemia.

Mientras dejábamos atrás la actividad académica (abordaje integral de un caso de síndrome confusional agudo) a las corridas comíamos unas tartas porque llegábamos tarde, aunque jugábamos con ventaja porque era en el salón pegado a la policlínica. Se asoma Rosanita, "están pidiendo un mapa", comenta. Le dimos uno, tragamos los últimos bocados y salimos. 

Al llegar no había nadie, ni gente ni sillas pero la puerta de atrás estaba abierta y se sentía un barullo a lo lejos. Después de varios días de lluvia y frío había aparecido un sol que brillaba y calentaba el terreno por lo que decidieron hacer la reunión afuera. Pegamos la vuelta y ahí estaban, unas veinte personas en círculo intentando mantener la distancia óptima anticovid-cho. La cuestión ya había empezado pero no demoramos en entender la dinámica.
Representantes de cada olla y merendero marcaban en un pequeño mapa su ubicación y comentaban sus características (días abiertos, cantidad de personas que trabajaban, cuántas personas asistían y demás). Al rato llega Patricia con un gran mapa fotocopiado, pegado a una espuma plast cual cartelera de escuela media venida a menos pero diez veces más funcional que el mapita que nosotros ofrecimos. Ahí mismo se improvisa un atril con silla y siguió la ronda.


Conocía a muy pocas personas. Eran vecinas y vecinos (vecines) organizados.

La comunidad moviéndose por su barrio, por su gente.

Comentaban situaciones, preocupaciones y estrategias de abordaje hechas o por hacer. Dos gurisas hicieron venta de "tortafritas" para calzar a unos cinco niños. Otras plantearon hacer campaña de ropa y abrigo de cama. Salta otra “yo tengo que ir a buscar una donación a Toledo pero necesitaria vehículo” y en ese mismo momento hay intercambio de teléfonos y sigue rodando la rueda mágica.
Yo, embarullada, sin nada que decir.

Me cambié varias veces de lugar evitando y después buscando nuevamente que el sol me diera en la cara. Estaba ahí, en medio de algo tan sencillo pero tan complejo a la vez. Viendo el esfuerzo, el sacrificio pero sobre todo el amor. Y esto me sorprendió. Me sorprendí y agradecí la oportunidad de estar, de acompañar, de poder trabajar con las personas en su propio lugar, con sus propias necesidades y sus propias soluciones.

Cuando terminamos conversamos un buen rato con “las gurisas de las tortas fritas”. Eli las felicitó, “Es muy bueno que sientan que el estar bien ustedes depende de que todo el barrio esté bien” (o algo así) fueron sus palabras. En realidad sentí que más que felicitarlas les estaba agradeciendo. 

Nos despedimos y quedamos junto a compañeras de otras instituciones, éramos ahora solo seis. La post-reunión que intentaba fijar objetivos del espacio y propuestas concretas para la próxima que había sido agendada para dentro de dos semanas. Luego de varias idas y venidas, acuerdos y desacuerdos concluimos que el objetivo del espacio era en sí mismo generar el encuentro para hablar de lo que pasa y de lo que nos pasa, de lo que se ve y no se ve. Y a través de lo que va surgiendo buscar caminos para avanzar juntos.

Intentando desde nuestro lugar movernos de los límites clásicos, de nuestras consideraciones que quieren imponer lo que suponemos sin empezar por escuchar al propio pueblo.

*Lucía Viar es Residente (R3) de Medicina Familiar y Comunitaria en la UDA Canelones al Este

FOTOS: Elizabeth Olavarría
NOTA: El encuentro reunió a todos los empredimientos solidarios organizados para ofrecer alimentación a personas y familias necesitadas en Barros Blancos, en las modalidades "olla popular" o merendero. La reunión se desarrolló en el Centro Cívico Salvador Allende. 

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